Es un día normal para impartir clases, la profesora Patricia Zárate llega muy temprano para tener preparado el material que utilizará ese día, acomoda los trabajos que sus alumnos le entregaron un día antes y se coloca en la entrada de la escuela para saludar a los alumnos que van llegando desde muy temprana hora.
Cuando suena el timbre para que los alumnos entren a sus salones, la profesora ya los espera cerca del escritorio y da los buenos días a todos mientras observa quiénes están y quién faltó ese día. Inicia la clase preguntando qué vieron la clase anterior y realiza preguntas al azar con respecto al tema anterior.
Mientras la profesora expone su clase, los alumnos se dirigen a ella con el respeto que le dan los años de permanencia dentro de esa institución y la buena relación que tiene con los estudiantes facilita la impartición de las asignaturas. Los alumnos están atentos a lo que la maestra comenta sobre los símbolos patrios y responden a las preguntas que ella realiza.
La forma de impartir la asignatura de formación cívica y ética es distinta a la utilizada para impartir la de pastoral, ya que están enfocadas a temas relacionados pero revisados desde otra perspectiva y eso hace, según la profesora, que la percepción de los alumnos se desarrolle un poco más, “desde pequeños deben saber cómo actuar ante una situación que se les presente”
Conforme transcurre el tiempo, la profesora hace preguntas enfocadas al tema revisado y da ejemplos sobre el mismo, cerrando con algunas frases el tema de ese día. Una vez terminada esa actividad se dirige al cubículo de tutoría dentro de la secundaria y recibe a uno de los padres de familia, mientras alumnas la esperan para platicar con ella.
“Platicar con las y los estudiantes cuando se acercan a mí me demuestra que tienen confianza para confiarme las cosas que les pasan, eso no le pasa a cualquiera”, es algo que le gusta hacer y que convierte su labor docente en algo más que transmitir conocimientos.
Cuando suena el timbre para que los alumnos entren a sus salones, la profesora ya los espera cerca del escritorio y da los buenos días a todos mientras observa quiénes están y quién faltó ese día. Inicia la clase preguntando qué vieron la clase anterior y realiza preguntas al azar con respecto al tema anterior.
Mientras la profesora expone su clase, los alumnos se dirigen a ella con el respeto que le dan los años de permanencia dentro de esa institución y la buena relación que tiene con los estudiantes facilita la impartición de las asignaturas. Los alumnos están atentos a lo que la maestra comenta sobre los símbolos patrios y responden a las preguntas que ella realiza.
La forma de impartir la asignatura de formación cívica y ética es distinta a la utilizada para impartir la de pastoral, ya que están enfocadas a temas relacionados pero revisados desde otra perspectiva y eso hace, según la profesora, que la percepción de los alumnos se desarrolle un poco más, “desde pequeños deben saber cómo actuar ante una situación que se les presente”
Conforme transcurre el tiempo, la profesora hace preguntas enfocadas al tema revisado y da ejemplos sobre el mismo, cerrando con algunas frases el tema de ese día. Una vez terminada esa actividad se dirige al cubículo de tutoría dentro de la secundaria y recibe a uno de los padres de familia, mientras alumnas la esperan para platicar con ella.
“Platicar con las y los estudiantes cuando se acercan a mí me demuestra que tienen confianza para confiarme las cosas que les pasan, eso no le pasa a cualquiera”, es algo que le gusta hacer y que convierte su labor docente en algo más que transmitir conocimientos.
Crónica Informativa.
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